En el anterior post os hicisteis una idea de cómo era el trabajo de un agente inmobiliario.
Hoy os voy a contar un caso muy representativo de cómo se pueden complicar las cosas en nuestro trabajo…ya me diréis al final del post si esto no se merece un buen profesional que se lo «eche a la chepa» 😉
Para que os situéis un poquito. Si os digo que ponemos en venta un piso de unos 85 m2, céntrico, no muy antiguo, de dos dormitorios, con una buena terraza y plaza de garaje, pensaréis: “ah, pues bien, ¿no?” …mmmm…Es verdad que la vivienda no está del todo mal, es acogedora, pero resulta que es de estos pisos en los que, al visitarlos, se descubren una serie de inconvenientes: distribución un poco rara, una terraza que no tiene salida por el salón, sino por unas de las habitaciones, poca luz…bueno, vamos a ver qué pasa.
Empezamos con un precio un poco por encima del mercado por petición de los propietarios, esto de “a ver cómo va funcionando” …esto es algo que nos sucede frecuentemente, no es nada recomendable y luchamos con ello continuamente, pero es habitual que los vendedores quieran probar con el precio que tienen ellos en la cabeza.
Tropecientas visitas…no, no, no funciona. Hay que darle una vuelta al tema. Bajamos el precio, pero ya el piso ha sido muy visitado, hay que tomar una solución alternativa.
Está claro, por las opiniones de las visitas, que lo que más pesa es la distribución y la salida de la terraza por la habitación. Llevamos a nuestro reformista de confianza, y hacemos dos propuestas de reforma con los planos en 3D correspondientes, para que las visitas lo visualicen bien. Y los dos presupuestos para cada una de las propuestas. ¡estupendo!
Seguimos con las visitas, mucho mejor, la propuesta de reforma convence y la gente puede hacerse una buena idea de las posibilidades que tiene. Por fin a un chico soltero le encaja, hace una buena oferta, y hacemos la reserva…ooohh, me dan ganas de comprarme la botellita de Bailys que me suelo auto-regalar después de una venta (no penséis mal, que soy de cervezas 0,0, jeje, pero algún caprichito de esos hay que darse cuando salen las cosas bien). Pero no me la compro, siempre hay que esperar al final…¡¡ya veréis que tiene que ser así!!
Bueno, parece que todo marcha sobre ruedas, y además el chico sólo necesita una hipoteca pequeña; trabajo fijo, nómina bien, perfecto. Pero, ay amigos, no contábamos con la desidia del banco del comprador…increíble su dejadez…una semana, dos semanas, tres semanas…y no hay respuesta, no hay estudio, no hay petición de tasación, yo me tiro de los pelos intentando convencer al comprador de que mire otra opción, ¡le ofrecemos muchas y con buenas condiciones! ¡Pero el hombre se obceca, que quiere su banco…! ¡errrooorrrr! Tu banco no es siempre el mejor, incluso a veces, al contrario, porque ya te tiene “enganchado” y puede pensar que no vas a ir con más ofertas que le animen a mejorarte las condiciones.
Así que después de una lucha con el cliente que no llega a ningún lado, tengo que tomar la decisión de buscar a alguien que tenga las cosas claras, para echar atrás este proceso tan engorroso. Tengo un listado de las últimas llamadas interesadas, y escojo a una señora que me ha dado buena espina… aunque tengo un temor: el piso es algo oscuro y a la gente mayor les gusta los pisos con buena luz. Pero no sé, hay algo que me hace llamarla y ofrecerle una visita.
¡Sorpresa! Resulta que la mujer tiene algo de fotofobia, y el piso le encaja como anillo al dedo: céntrico, con terraza, plaza de garaje, no le importa que se salga a la terraza por la habitación…y lo de la luz no es impedimento. ¡Eureka! A veces encontrar el cliente ideal para un piso difícil es cuestión de tiempo y mucho esfuerzo…esfuerzo y tensión, en este caso hasta el último momento: después de notaría, menudo rato estresante pasamos viendo cómo el propietario buscaba como loco el cheque para ingresar en el banco, que no aparecía por ningún lado, jajaja (bueno me río ahora, claro, en fin…).
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Un abrazo.
Me encanta!!!!
Muchas gracias Cris!!!
Me encanta tu blog, Bea!. Es divertido y al mismo tiempo ilustrativo. Seguro que será de ayuda para aclararnos dudas a los que no compramos una casa todos los días !!
¡Muchísimas gracias Carmen! ¡¡Me alegra mucho que te resulte útil!!
Trabajazo compi!! Siempre hay un como dice el dicho “un roto para un descosido”. No hay que bajar los brazos y trabajar con profesionalismo y seriedad. A seguir así!
Gracias Jen! Un abrazo.
Muy bueno, la verdad que vender y comprar sin agente inmobiliario tiene sus inconvenientes y aquí se han visto muchos puntos a favor. La labor del agente tiene su por qué y éste es un caso donde se aprecia el valor de un buen asesoramiento y experiencia.
Muchas gracias por tu opinión, Guillermo, y gracias por valorar nuestro trabajo.